El calor es uno de los factores ambientales más importantes que afectan el confort y la salud de las personas. Cuando las condiciones térmicas no son adecuadas, pueden surgir dos fenómenos principales: el disconfort térmico y el estrés térmico. Aunque ambos están relacionados con la exposición a altas temperaturas, tienen diferencias claras tanto en su naturaleza como en sus consecuencias.
En este artículo, exploraremos las diferencias entre estos conceptos, identificaremos a partir de qué temperaturas suelen considerarse problemáticos y cómo podemos medirlos y prevenirlos.
¿Qué es el disconfort térmico por calor?
El disconfort térmico por calor ocurre cuando las condiciones ambientales generan una sensación subjetiva de incomodidad térmica en las personas. Este fenómeno no implica un riesgo directo para la salud, pero puede reducir significativamente el bienestar y la productividad.
Temperaturas asociadas al disconfort térmico
El rango de temperatura en el que las personas se sienten cómodas varía según factores personales y ambientales, pero generalmente se considera que el disconfort térmico por calor comienza a partir de los 25 °C a 27 °C en ambientes con humedad moderada y poca circulación de aire. Este rango puede variar dependiendo de:
- Humedad relativa: A mayor humedad, el disconfort térmico puede comenzar a temperaturas más bajas, ya que el cuerpo tiene más dificultad para disipar el calor mediante la sudoración.
- Velocidad del aire: Una buena ventilación puede retrasar la percepción de disconfort incluso en temperaturas más altas.
Actividad física: Las personas que realizan actividades intensas pueden experimentar disconfort térmico a temperaturas más bajas.
Impacto del disconfort térmico
Aunque no representa un peligro inmediato para la salud, el disconfort térmico afecta la concentración, el estado de ánimo y la productividad. En entornos laborales, esto puede traducirse en una disminución del rendimiento y en un aumento de los errores.
¿Qué es el estrés térmico por calor?
El estrés térmico por calor ocurre cuando el cuerpo no puede disipar el exceso de calor generado por el ambiente o la actividad física, lo que afecta su capacidad para mantener una temperatura interna estable. A diferencia del disconfort térmico, el estrés térmico puede tener consecuencias graves para la salud.
Temperaturas asociadas al estrés térmico por calor
El estrés térmico puede comenzar a manifestarse a partir de los 30 °C a 32 °C, especialmente en condiciones de alta humedad y baja ventilación. Sin embargo, el riesgo aumenta de manera significativa cuando las temperaturas alcanzan los 35 °C o más, particularmente si el cuerpo no tiene oportunidad de recuperarse. Factores clave que influyen incluyen:
- Humedad relativa: Humedades superiores al 60 % dificultan la evaporación del sudor, lo que incrementa el riesgo de estrés térmico incluso a temperaturas moderadas.
- Índice de calor: Este indicador combina la temperatura y la humedad para estimar cómo “se siente” el calor en el cuerpo. Un índice de calor superior a 39 °C se considera peligroso.
Duración de la exposición: La exposición prolongada a temperaturas elevadas sin pausas en ambientes frescos aumenta el riesgo de estrés térmico.
Consecuencias del estrés térmico por calor
El estrés térmico puede progresar rápidamente si no se toman medidas, causando:
- Calambres por calor: Dolor muscular debido a la pérdida de electrolitos.
- Agotamiento por calor: Fatiga extrema, mareos, náuseas y deshidratación.
Golpe de calor: Una emergencia médica que ocurre cuando la temperatura corporal supera los 40 °C, lo que puede causar daño a órganos vitales o incluso la muerte.
Diferencias clave entre disconfort térmico y estrés térmico por calor
Cómo medir el disconfort térmico y el estrés térmico por calor
Medición del disconfort térmico
El disconfort térmico puede evaluarse utilizando herramientas que analizan las condiciones ambientales y la percepción subjetiva de las personas. Entre las más comunes están:
- Índice PMV (Predicted Mean Vote):
- Predice la percepción promedio de confort térmico en un grupo de personas, considerando factores como la temperatura, la humedad, la velocidad del aire, la vestimenta y la actividad física.
- Se mide en una escala de -3 (muy frío) a +3 (muy caliente), siendo 0 el punto de confort ideal.
- Índice PPD (Predicted Percentage of Dissatisfied):
- Estima el porcentaje de personas que probablemente estarán insatisfechas con las condiciones térmicas.
- Encuestas subjetivas:
- Los cuestionarios permiten recopilar información directa sobre la percepción de confort de los ocupantes del espacio.
Medición del estrés térmico por calor
El estrés térmico requiere herramientas específicas que evalúan la carga térmica en el cuerpo y los riesgos asociados. Entre las más utilizadas están:
- Índice WBGT (Wet Bulb Globe Temperature):
- Combina la temperatura del aire, la humedad, la radiación solar y la velocidad del viento para estimar el riesgo de estrés térmico.
- En ambientes laborales, un WBGT superior a 28 °C indica un riesgo significativo.
- Índice de calor:
- Combina la temperatura y la humedad para calcular cómo “se siente” el calor. Un índice de calor superior a 39 °C es peligroso.
- Monitoreo fisiológico:
Mediciones como la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y la tasa de sudoración ayudan a evaluar la respuesta del cuerpo al calor.
Conclusión
El disconfort térmico por calor y el estrés térmico por calor son fenómenos distintos pero relacionados que afectan a las personas en ambientes cálidos. Mientras que el disconfort térmico afecta principalmente la percepción de comodidad y comienza a partir de los 25 °C a 27 °C, el estrés térmico tiene implicaciones graves para la salud y puede presentarse a partir de los 30 °C a 32 °C, con riesgos críticos a temperaturas superiores a 35 °C.
Comprender estas diferencias y tomar medidas preventivas, como mejorar la ventilación, proporcionar descansos en áreas frescas y garantizar hidratación adecuada, es esencial para proteger el bienestar y la seguridad de las personas en entornos cálidos.